Erase una vez... mi blog


Porque al escribir nacen a la vida sensaciones y sentimientos que la voz no puede siquiera imaginar.

1 ene 2011

12 uvas

Este año no me pillan las uvas. Vaya que no. Bastante hice el ridículo el año pasado. A ver, está todo. Las uvas peladitas y sin pepitas, que luego se quedan en la caries y no hay quien las saque. Ah, y bien pequeñas, de esas tan chicas que se caen del racimo sólo con mirar. Las instrucciones claras, primero cuatro cuartos y luego doce campanadas. Suerte que las he apuntado en esta servilleta de papel, así no me se olvidan. A ver si este año triunfo.

Ostras tú, el aviso de que faltan 15 segundos. Al ataque. Cojo la primera uva y la pongo en mis labios, a punto de entrar en mi boca. Uno, dos, tres, cuatro cuartos. Ahora sí, como dijo Chiquito, al ataqueeeeel.

UNO. La uva va para dentro. Joer tú, esto pinta bien. Aún no me he atragantado y ya llevo una.
DOS. Mecachis, me olvidé pedir el deseo de la primera uva. Ya estoy algo nervioso. Bueno de momento me pido el de ésta.
TRES. Los deseos, coño, los deseos. Bueno, me pido dos para mí y ya pensaré en la familia y los amigos más tarde.
CUATRO. Esto funciona, pero los deseos...
CINCO. Mierda, una pepita camuflada en la uvita. Y se me ha puesto en la caries, cómo no. Joer.
SEIS. Más deseos perdidos. Me estoy empezando a poner nervioso, y ya noto el sudor correr sobaquillo abajo.
SIETE. Bueno, he pensado seis deseos de golpe para todos y que se los repartan entre ellos, que yo bastante tengo con el lío de las uvas y con intentar sacar la pepita de la caries a base de lengüetazos.
OCHO. No, si al final la liaremos. He perdido tanto tiempo con la caries que ya tengo dos uvas juntitas en la boca.
NUEVE. ¿Dos? Ya son tres, y no quieren pasar pa'bajo las condenadas. ¿Cuántos deseos me quedan?
DIEZ. Ostras tú, otra uva para la boca. Me parece que no eran lo bastante pequeñas, porque a este paso me ahogan las condenadas.
ONCE. Creo que ya está. Debe ser la última campanada, aunque con el lío ya no sé si es así. Por si acaso yo cojo todas las que quedan y me las pongo de golpe en la boca. Un esfuerzo. Para adentro. Hostis tú, con la alegría le he dado un golpe a la copa de cava y se ha caído al suelo. Pero lo he conseguido. oeeee, oeeeeee, oeeeeee

eee.
DOCE. ¿Cómo que doce? A ver si había contado mal. Cagontó. Bueno yo me levanto y disimulo. Para un año que triunfo ante la parienta voy y me descuento.

Al levantarse su pie resbala en el cava caído en la uva once, y el gran culazo le hace caer una lagrimilla de dolor. Pero sonríe feliz al notar los restos de cuña abandonar su caries.

Mientras tanto su esforzada mujer, camino de la cocina con la regadora en la mano, piensa para sí "A 2 de agosto y el hombre éste practicando ya para fin de año. Dios mío, qué he hecho yo para merecer esto"

Dedicado a todos los que se lían, atragantan y sufren percances con las dichosas uvas. Animo.